Hábitos de la vida cotidiana que pueden afectar al sistema inmunitario

Vivimos expuestos a innumerables microorganismos, como bacterias, virus y hongos. Pero nuestro organismo cuenta con la mejor defensa natural ante ellos: el sistema inmunitario. Sin embargo, existen ciertos hábitos que pueden favorecer su deterioro y, por lo tanto, nuestra capacidad de defensa frente a estos microorganismos.

¿Qué es el sistema inmunitario?

El sistema inmunitario es un complejo conjunto de células, tejidos y órganos que ayudan al organismo a luchar contra agresiones externas, como virus, bacterias y otros patógenos, y contra agresiones internas, como células del propio cuerpo que hayan sufrido modificaciones, por ejemplo, células tumorales. Es decir, el sistema inmunitario es el sistema de defensa de nuestro cuerpo.

Cuando nacemos, contamos con la llamada inmunidad innata, que nos protege de manera global contra una gran variedad de gérmenes. Pero a lo largo del tiempo, también disponemos de la inmunidad adquirida. Cada vez que entramos en contacto con un nuevo microorganismo nocivo, bien sea por vacunación o por una infección, nuestro cuerpo adquiere inmunidad contra él.

Los glóbulos blancos, o leucocitos, desempeñan un papel muy importante en el sistema inmunitario. Son los encargados de destruir el patógeno, también llamado antígeno, para así prevenir una enfermedad. Los glóbulos blancos se crean en la médula ósea y se encuentran en la sangre y el sistema linfático.

Las enfermedades aparecen cuando hay pocos leucocitos en la sangre o cuando estos no son lo suficientemente fuertes.

6 hábitos que pueden afectar al sistema inmunitario

Existen ciertos hábitos que pueden afectar al buen funcionamiento del sistema inmunitario, debilitándolo. Son los siguientes:

1. No dormir lo suficiente

No dormir lo suficiente, alrededor de 7 u 8 horas, o tener una mala calidad del sueño puede acabar afectando al sistema inmunitario. Esto se debe a que, mientras dormimos, liberamos citoquinas, un tipo de moléculas que son necesarias para la función inmunológica, la cual es necesaria para hacer frente a los microorganismos. Por eso, si no tenemos un descanso reparador, se ve afectado el sistema inmunitario.

2. Mala alimentación

La mala alimentación es uno de los hábitos que más afecta a nuestro organismo. El mantenimiento del sistema inmunológico requiere un consumo constante de todas las vitaminas y minerales necesarios. Para ello, hay que asegurarse de seguir una dieta equilibrada que incluya frutas, verduras, legumbres, granos integrales y proteína. Se debe eliminar el consumo de alimentos ultraprocesados, como bebidas azucaradas, bollería, platos precocinados, etc., ya que producen inflamación en el organismo, lo que perjudica la respuesta inmunitaria.

3. Estrés

El estrés también afecta al sistema inmunológico. Cuando estamos estresados de forma crónica, el organismo libera cortisol alcanzando grandes niveles. El cortisol es una hormona que está relacionada con la disminución del número de glóbulos blancos en circulación, por lo tanto, el estrés continuado acaba debilitando el sistema inmunitario.

4. Fumar

El tabaco perjudica el sistema inmunitario y aumenta el riesgo de padecer enfermedades autoinmunes.

5. Abuso de alcohol

Un consumo de alcohol también puede dañar el sistema inmune, ya que suprime la actividad normal de las células del sistema inmunológico, lo debilita y provoca que el cuerpo sea más propenso a sufrir infecciones.

6. Sedentarismo

El ejercicio moderado mejora el funcionamiento del sistema inmunológico, por lo que habría que evitar una vida sedentaria y realizar, como mínimo, 30 minutos diarios de actividad física. Por otra parte, una gran intensidad de ejercicio también puede afectar negativamente al sistema inmunitario, ya que se somete el cuerpo a un gran estrés

Cómo fortalecer el sistema inmunitario

Para que el sistema inmunológico actúe de manera adecuada es importante fortalecerlo con ciertos hábitos, como llevando una dieta equilibrada, teniendo una buena calidad del sueño, con una salud mental sana, haciendo actividad física diaria y evitando el consumo de alcohol y tabaco.  

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