Sobre incontinencia | Incontinencia urinaria
Incontinencia fecal: causas, tratamientos y tipos
La incontinencia fecal es un trastorno que implica la pérdida involuntaria de heces y puede ser causado por diversos factores. En este artículo, exploraremos las causas, tratamientos y tipos de incontinencia fecal, así como las soluciones disponibles para los pacientes afectados.
Incontinencia fecal: causas, tratamientos y tipos
Causas de la incontinencia fecal en adultos
La incontinencia fecal es un problema relativamente común que afecta a aproximadamente el 8 % de las personas de todas las edades y géneros (1), aunque es difícil determinarlo debido al estigma y las dificultades de los pacientes para pedir ayuda y tratar este tema abiertamente.
El grupo de edad más afectado son las personas mayores de 70 años, con una prevalencia estimada del 15 %, aunque entre los mayores institucionalizados (en residencias o centros de cuidados de la tercera edad) este porcentaje puede llegar al 33 - 65 %. (1)
Por géneros, el grupo más afectado son las mujeres. Esta diferencia se debe a el daño en el esfínter anal de causa obstétrica, que puede manifestarse años después, habitualmente después de la menopausia. (1, 2)
Las principales causas de incontinencia intestinal incluyen:
1. Debilidad del músculo anal
La debilidad del esfínter anal es una de las causas más comunes de incontinencia fecal. Cuando este músculo se debilita, no puede mantener el control adecuado sobre la salida de heces, lo que puede llevar a la pérdida involuntaria de material fecal. Algunas de las causas habituales son en el envejecimiento y ciertas enfermedades crónicas.
2. Problemas anorrectales
Los problemas anorrectales, como fisuras anales, diverticulosis o enfermedad de Crohn, también pueden causar incontinencia fecal. Estos problemas pueden provocar dolor y sensación de incomodidad durante la defecación, lo que puede llevar a la pérdida de control sobre la salida de heces.
3. Problemas intestinales
Los problemas intestinales que provocan diarrea crónica, estreñimiento crónico o dolor abdominal, pueden llevar a la pérdida de control sobre la salida de heces.
4. Lesiones del músculo anal
Las lesiones del esfínter anal, como lesiones por parto o lesiones por trauma, también pueden causar incontinencia fecal.
5. Problemas neurogénicos
Algunas enfermedades neurológicas, como la enfermedad de Parkinson o la esclerosis múltiple, también pueden causar incontinencia fecal. Estos problemas pueden afectar la función del músculo anal y la capacidad del paciente para controlar la defecación.
La incontinencia intestinal a menudo coexiste con otras patologías, como incontinencia urinaria, disfunción intestinal o enfermedad de Parkinson.
Diagnóstico y pruebas médicas
Si se padece incontinencia fecal, se debe consultar en primera instancia al médico de Atención Primaria, que una vez haya evaluado el caso, derivará al especialista más adecuado. Habitualmente, los doctores que tratan la incontinencia fecal son médicos especializados en gastroenterología o proctología, pero también pueden ayudarse de otros profesionales sanitarios como fisioterapeutas, rehabilitadores, cirujanos, etc.
Los síntomas que deben alertarnos incluyen la pérdida involuntaria de heces, dolor abdominal, diarrea o estreñimiento crónico.
Para obtener un diagnóstico, el médico especialista puede prescribir diversas pruebas médicas:
- Prueba de defecación controlada: Evalúa la función del músculo anal y la capacidad del paciente para controlar la defecación.
- Prueba de manometría anal: Mide la presión del músculo anal para determinar si existe debilidad o disfunción.
- Pruebas de imagen: Se utilizan para detectar problemas anorrectales o intestinales, como diverticulosis o enfermedad de Crohn.
Tratamientos para la incontinencia fecal
La incontinencia fecal puede ser tratada o aliviada con los tratamientos adecuados, en función de la causa que la provoque. Estas son las principales opciones disponibles:
1. Medicamentos
Algunos fármacos pueden ser útiles para tratar la incontinencia fecal, especialmente si es causada por una disfunción del músculo anal. Estos medicamentos ayudan a relajar el músculo anal y mejorar la función defecatoria.
2. Cirugía
Las cirugías pueden ser necesarias en casos de incontinencia fecal causada por problemas anorrectales o intestinales. Estas intervenciones pueden incluir la reparación de fisuras anales, la eliminación de divertículos o la reconstrucción del músculo anal.
3. Ejercicios para la incontinencia fecal
Existen ejercicios que pueden ayudar a mejorar la función defecatoria y reducir la incontinencia. Los ejercicios de Kegel son especialmente útiles en pacientes con incontinencia fecal debido a la debilidad de la musculatura pélvica o suelo pélvico.
Tipos de incontinencia fecal
La incontinencia fecal puede presentarse de varias formas, cada una con características y causas específicas.
1. Incontinencia fecal de urgencia
La incontinencia de urgencia se caracteriza por la pérdida involuntaria de heces debido a la presión abdominal o la necesidad urgente de defecar. Las causas más comunes incluyen disfunción del músculo anal, enfermedad de Parkinson o diabetes.
2. Incontinencia pasiva
La incontinencia pasiva ocurre cuando el paciente no puede controlar la defecación debido a la debilidad del músculo anal. Las causas más comunes son la edad avanzada, enfermedad de Parkinson o lesión del músculo anal.
3. Incontinencia por rebosamiento
La incontinencia por rebosamiento se produce cuando el paciente no puede controlar la defecación debido a un rebosamiento de heces en el recto. Las causas más comunes son enfermedad de Crohn, diverticulosis u obstrucción intestinal.
Soluciones para la incontinencia fecal
Utilizar productos de higiene y cuidado de la piel diseñados específicamente para personas con incontinencia fecal es crucial para mantener la salud de la piel y prevenir complicaciones.
Estos productos ayudan a limpiar suavemente, evitando irritaciones y daños en una piel ya vulnerable. Además, contienen ingredientes que crean una barrera protectora, reduciendo el riesgo de infecciones y úlceras por presión. Al estar formulados para pieles sensibles, minimizan alergias y reacciones adversas.
El uso adecuado de estos productos mejora la comodidad y la calidad de vida, promoviendo la dignidad y el bienestar de las personas afectadas.