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Hiperplasia benigna de próstata: qué es y tratamiento
La hiperplasia benigna de próstata, o HBP, es un agrandamiento de la glándula prostática de origen no canceroso que es común en hombres mayores.
La glándula prostática o próstata es una glándula que se encuentra bajo la vejiga urinaria, rodeando la primera porción de la uretra, y su función es producir parte del contenido líquido del semen.
La próstata crece a medida que pasan los años, por lo que es habitual que se encuentre agrandada en hombres mayores y, por tanto, la prevalencia de HBP aumenta con la edad. Por lo general, la hiperplasia benigna de próstata suele aparecer después de los 40 años, llegando a afectar al 50 % de los hombres de entre 51 y 60 años y al 90 % de los hombres mayores de 80 años.
Hiperplasia benigna de próstata: qué es y tratamiento
Síntomas frecuentes de la hiperplasia benigna de próstata
Los síntomas de la HBP pueden variar mucho de uno a otro hombre, no obstante, los más habituales suelen ser:
- Necesidad frecuente de orinar. Dado que la vejiga no puede vaciarse adecuadamente, es habitual que se sienta necesidad de orinar cada menos tiempo. Esto puede ser especialmente evidente y molesto durante la noche.
- Urgencia por orinar. La afectación sobre la vejiga puede provocar que, cuando aparece la necesidad de orinar, sea más apremiante de lo habitual.
- Inicio de la micción dificultoso. Empezar a orinar puede costar más.
- Flujo urinario débil o interrumpido. El flujo urinario puede estar dificultado, siendo débil o cortándose antes de tiempo.
- Goteo al final de la micción. Una vez interrumpido el flujo de orina, puede aparecer goteo o pequeñas pérdidas de orina en forma de goteo.
- Dificultad para vaciar completamente la vejiga.
- En ocasiones, y de forma menos frecuente, puede aparecer infección de orina, incapacidad total para orinar y presencia de sangre en la orina.
Estos síntomas varían mucho de un hombre a otro y pueden presentarse de forma solitaria o intermitente, ya que la gravedad de los mismos no se correlaciona directamente con el agrandamiento de la próstata.
En cualquier caso, es importante realizar un examen urológico o revisión de la próstata ante cualquiera de estos signos o síntomas para descartar patologías que podrían ser graves.
Factores de riesgo de la HBP
La principal causa de la hiperplasia benigna de próstata es la edad. No obstante, es más probable padecer HBP si:
- Tiene más de 40 años.
- Existen antecedentes familiares de HBP.
- La persona presenta condiciones médicas como obesidad, diabetes tipo 2 o enfermedad cardiovascular.
- Es una persona sedentaria que no practica ejercicio físico ni se mantiene activo en el día a día.
- Hay disfunción eréctil.
En definitiva, cuidar los hábitos de salud, como la alimentación y el ejercicio físico, que reducen el riesgo de desarrollar problemas como la obesidad o la diabetes de tipo 2, son el mejor modo de reducir el riesgo o retrasar la aparición de hiperplasia benigna de próstata.
Diagnóstico de la hiperplasia benigna de próstata
En caso de sufrir alguno de los síntomas de la HBP mencionados anteriormente, es importante acudir al urólogo para que realice un diagnóstico adecuado.
El diagnóstico de la HBP suele realizarse con una combinación de historia médica, exámenes físicos y análisis o pruebas. Las pruebas más habituales para diagnosticar y hacer un seguimiento de la hiperplasia benigna de próstata son las siguientes:
- Examen de la próstata (examen rectal digital). Para realizar esta prueba, el médico introducirá su dedo enguantado y adecuadamente lubricado en el recto, a través del ano, para poder palpar la próstata. De esta forma, puede obtener información de su tamaño, forma y consistencia y averiguar si son necesarias pruebas más invasivas, como por ejemplo una biopsia.
- Uroanálisis. Un análisis de orina también puede ofrecer información sobre la posible patología que origina los síntomas.
- Uroflujometría. Se trata de una prueba que valora la cantidad de volumen de orina que se elimina por unidad de tiempo durante la micción. Es decir, evalúa y cuantifica la afectación en el flujo de orina.
- Ultrasonido transrectal. La obtención de imágenes por ultrasonido a través del recto permite obtener información del tamaño de la próstata, así como determinar posibles anomalías que puedan indicar una patología más grave.
- Biopsia de próstata. Esta prueba permite estudiar en el laboratorio el tejido de la glándula prostática en busca de anomalías que indiquen cáncer de próstata. Esta prueba suele realizarse si en el resto de exámenes aparecen indicios de cáncer, o bien si hay historia familiar o personal de cáncer.
Durante las pruebas médicas, el especialista también preguntará detalles de la historia médica, así como de medicamentos y otros tratamientos que use o haya usado el paciente. Toda la información obtenida de estos exámenes servirá para diagnosticar, realizar un seguimiento y proponer un plan de tratamiento apropiado a cada caso.
Tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata
Entre las opciones para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata (HBP) se encuentran medicamentos, procedimientos mínimamente invasivos y cirugía. El tratamiento más adecuado dependerá de las características individuales del paciente, otras patologías y tratamientos que tenga, la severidad de sus síntomas y la afectación que les suponen en su vida diaria. Por eso es importante dejarse asesorar por un especialista que conozca en profundidad el caso y pueda recomendar un tratamiento adaptado.
Medicamentos para la hiperplasia benigna de próstata
El tratamiento con fármacos para la HBP suele darse cuando los síntomas son leves, y puede incluir:
- Alfabloqueadores. Favorecen la relajación de la musculatura de la próstata y la vejiga urinaria para favorecer una eliminación adecuada de la orina y reducir los síntomas de HBP.
- Inhibidores de la 5-alfa reductasa. Detienen la tasa de crecimiento de la próstata e incluso logran reducir su tamaño, permitiendo una reducción de los síntomas de HBP.
- Combinación de medicamentos. La combinación de algunos fármacos puede mejorar el flujo de orina y reducir los síntomas de la hiperplasia benigna de próstata.
Procedimientos mínimamente invasivos
Se trata de cirugías mínimamente invasivas que se utilizan para reducir los síntomas cuando la medicación no es efectiva. Incluyen:
- Ablación transuretral.
- Termoterapia con agua o por microondas.
- Ultrasonidos de alta intensidad.
- Electrovaporización.
Todos estos procedimientos buscan la destrucción parcial del tejido de la próstata para reducir su tamaño mediante técnicas que no requieren cirugía abierta (se realizan a través de la uretra o del ano, bajo sedación).
Finalmente, una opción mínimamente invasiva que trata únicamente la retención de orina es la inserción de un stent prostático, es decir, un pequeño dispositivo que mantiene abierta la uretra para favorecer el flujo miccional.
Operación de la hiperplasia benigna de próstata
Por último, la solución a la HBP más radical es la cirugía para la extirpación total o parcial de la próstata. Esta cirugía solo se realiza cuando las opciones anteriores no han resultado efectivas, los síntomas son muy graves o bien si aparecen complicaciones.
Se trata de una terapia de última opción porque puede tener efectos secundarios de cierta seriedad, como la disfunción eréctil o la infección de las vías urinarias. Además, durante los días posteriores a la intervención será necesario usar una sonda para poder eliminar la orina.
En resumen, la hiperplasia benigna de próstata es un problema común que aparece con mayor frecuencia a medida que avanza la edad. Sin embargo, esto no significa que se deban ignorar sus síntomas: al contrario, es necesario consultar con el médico ante la aparición de cualquier síntoma, así como realizar los exámenes de rutina con el urólogo.